domingo, 26 de junio de 2011

La carta de Gardel - novela (fragmento) - Araceli Otamendi

   Afiche Gardel-Razzano -
fotografía tomada en el  Museo
Casa de Carlos Gardel
 (c) Araceli Otamendi



Buenos Aires



Gardel

El 13 de febrero de 1924 Gardel y Razzano llegan a Buenos Aires a bordo del "Giulio Cesare". En Buenos Aires hace un calor infernal. Es un verano tórrido, la ciudad se ha recalentado con el sol que brilla, no perdona la ciudad, el cemento, los edificios, las casas. El calor en la ciudad se hace sentir y los habitantes que han quedado en Buenos Aires tratan de paliarlo: toman líquido, cerveza, clericó. Los que pueden se hacen una escapada al río, a la rambla.

¿Qué ha quedado del viaje a París? ¿Cuáles son los recuerdos de esa ciudad que ha deslumbrado al Zorzal criollo? Carlos Gardel está solo en su habitación. La tarde llega lentamente y las sombras de los edificios calman un poco el calor que ha quedado atrapado en la calle, condensado en la piedra, en el cemento. Ha desarmado las valijas, las camisas, trajes, corbatas, ropa interior yacen sobre la cama. En cada una de esas prendas hay un olor, un recuerdo. Están las luces de los escenarios que ha compartido junto a Razzano, en el Teatro Apolo, en Madrid, adonde han ido a verlos la familia real y ahí estado la Infanta Isabel de Borbón. Están las luces de París en ese encuentro con la ciudad que él y su compañero han compartido. Están los viajes en tren, los viajes en barco...

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Adela

Algunas veces la verdad duele, duele como la herida cuando cae sal en ella. Las dos mujeres discuten.
A Adela no le disgusta que Matilde cante tangos, ni que los baile. Ella también bailó, ella también recuerda esa noche inolvidable... pero ahora escucha la voz de Matilde en la radio y no puede soportarlo. Matilde hablando por la radio. Escucha esa voz juvenil, esas palabras en la voz de su hija y le hierve la sangre. Menos mal que puede escuchar a Gardel, menos mal que tiene la carta...eso te trae buenos recuerdos, eso te saca de la nostalgia de aquel pueblo...

Alguna vez tu nieta va a tener que enterarse de la verdad, tendrá que saberla, un secreto no se puede ocultar siempre, Adela, alguna vez, tu nieta va a conocer ese secreto que todos se empeñan en ocultar...No le hipoteques el futuro a tu nieta, la verdad, Adela, la verdad ....

(c) Araceli Otamendi - Todos los derechos reservados

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