viernes, 29 de julio de 2011

La carta de Gardel - novela - (fragmento) - Araceli Otamendi


Fotografía tomada en el Museo Casa de Carlos Gardel
(c) Araceli Otamendi



Sentada en el boliche, frente al río, bebe cerveza y come una picada. La última Harley-davidson ha estacionado frente a ella. No conoce el lugar, es la primera vez que llega hasta ahí. Está lleno de palmeras, las mesas y las sillas son de playa. A lo lejos se ve correr a niños, jugar a la paleta en la playa de arena dura, sucia, oscura.
Escruta las caras de las personas sentadas en la vereda: no son tan jóvenes, alrededor de los treinta.
Mira el vaso de cerveza amarilla, la espuma blanca y alta y a punto de beberla mira el río color marrón, el cielo azul, las nubes blancas con forma de caballo y también mira  el caballo que pasa tirando del carro conducido por un niño, los otros dos van detrás, dejándose llevar como la vida con un paso lento, entre los autos y entonces recuerda ¿recuerda? Por qué está ahí, ¿por qué está en realidad? Sabe y no sabe por qué…
Investiga acerca de la carta, la carta de Gardel. La señorita Ana Lazio le ha encomendado la investigación. 
Y ese hombre ahora ahí, en la mesa cerca, ¿era el mismo que viajaba en el ómnibus de la noche? Tenía botas blancas, jeans y una campera de cuero. De su cara no se iba a olvidar: la piel mate, los ojos rasgados, la nariz aguileña, el pelo largo. Había llegado en una Harley-davidson como casi todos los que estaban en ese lugar. ¿Pero qué hacía viajando en el mismo ómnibus que ella?¿era una casualidad? ¿y por qué no? Ella lo miró de frente, él también. Sus miradas se cruzaron durante unos instantes. El había subido al ómnibus después que el gordo que estaba en el asiento de al lado se bajara en un pueblo. Entonces ocupó el lugar vacío este hombre que estaba ahí, con esas botas blancas…
¿Y si ese hombre fuera un detective? ¿Y si ese hombre de las botas blancas y la Harley –davidson estuviera siguiéndola? ¿por qué lo haría? Se preguntaba.
Pronto volvería a la casa de la señorita Ana Lazio, había olvidado hacerle algunas preguntas. Entonces fue el hombre el que se acercó hasta ella y ella adivinó, lo que él iba a decir.

 (c) Araceli Otamendi - Todos los derechos reservados

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta el estilo de tu novela, Araceli, la narración es fresca, dan ganas de continuar leyendo. Brava! Ruth Pérez Aguirre.

Araceli Otamendi dijo...

¡gracias! Ruth, me gusta tu comentario, un abrazo, Araceli

Ana Turón dijo...

Me interesaría un ejemplar de esta novela, si estuviera editada en papel (confieso que recién ahora la descubro). Te agradecería si pudieras escribirme a anaturon@gmail.com Gracias!!

Ana Turón dijo...

Me interesaría un ejemplar, si estuviera editada en papel. Podrías facilitarme detalles? Te agradecería me escribieras a anaturon@gmail.com Gracias!

Araceli Otamendi dijo...

Estimada Ana:

la novela todavía está inédita en forma de libro impreso. Se están publicando algunos fragmentos en este blog y en otros medios como la Agenda del Sur (Quilmes, Provincia de Buenos Aires) y Tulancingo Cultural (México),

Te agradezco el interés, cordialmente. Araceli Otamendi