viernes, 23 de diciembre de 2011

La carta de Gardel - novela - (fragmento)


Las clases de tango y milonga seguían y yo ya estaba un poco harta de mirar a Julio, cómo bailaba con las alumnas, no sabía a qué hora terminarían las clases, así que me me fuí. Ya conocía los movimientos del tango y la milonga, los pasos, la música, me sentía lejana, a la seducción de esa música y ese baile, como una extraña. Lo mío evidentemente, no era el baile.
Caminé rápido hacia el hotel por la calle principal del pueblo, todavía los restaurants estaban llenos, las vidrieras iluminadas, se anticipaba el fin de semana. Me sentí bien en la calle, con el viento fresco, las hojas de los árboles se movían y las sombras se veían reflejadas en los vidrios de los negocios. Eran pocas cuadras, enseguida llegué al hotel. La empleada de recepción me entregó un papel, un mensaje seguramente.
En lugar de subir enseguida a la habitación, pedí un café al bar y me senté en la computadora del hotel.
Empecé a abrir los correos. Había un mensaje de Mary, tenía que verme, era urgente, decía. Tenía novedades en el trabajo y tenía que tomar una decisión. También llegaba un amigo de Francia, venía a Buenos Aires, quería verme ¿estaría yo en Buenos Aires para esa fecha? No lo sabía, aún no. La señora Nelly, la contadora de la empresa donde trabajaba Mary, también quería verme. Cerré los mensajes, no contesté ninguno. El café tenía buen sabor.
Ahora, seguramente, no podría dormir. Pasajeros que llegaban a pasar el fin de semana, huéspedes que volvían a dormir, el hotel se iba llenando.
Decidí subir a la habitación. Fuí por la escalera. Ya en el cuarto advertí que algunas cosas habían sido cambiadas de lugar, como si alguien las hubiera estado revisando. En realidad no tenía nada que fuera de interés, ni notas, cuadernos, ni computadoras. Abrí el mensaje que me dieron en la recepción. Era un llamado, de Buenos Aires. Nada importante.
Bajé la persiana, el cielo tenía nubes grandes y estaba gris, plateado, se anunciaba tormenta. Con el control remoto prendí la televisión, puse un documental de animales. Casi enseguida me quedé dormida. Soñé con un búho, cómo me miraba ¿quería decirme algo? Al despertar recordé el sueño. Pensé en el significado, el búho ¿era el anuncio de noticias buenas o malas?
También sabía que una posible interpretación de soñar con un búho era el acercamiento de una
persona mentirosa. ¿Cuál de todas las personas que se me acercaban vendría con mentiras? ¿hasta qué punto tendría que pensar en este sueño, atribuirle algún significado?  Y sin embargo, el búho, ese pájaro que me miraba fijo en el sueño, me estaba alertando acerca de algo. ¿Sería posible escapar de lo que el sueño presagiaba? Como decía Marguerite Yourcenar, siempre se cae en alguna trampa.
Era de madrugada cuando empezó a llover, las gotas de la lluvia producían una especie de música mientras golpeaban en la ventana.




(c) Araceli Otamendi - todos los derechos reservados

imagen: fotografía escalera del Museo Casa de Carlos Gardel (c) Araceli Otamendi

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