fotografía Afiche Gardel - Razzano - (c) Araceli Otamendi |
Introducción
Hace varios años, en 2003 empecé a realizar una investigación sobre el tango para un libro. De esa investigación donde realicé entrevistas a escritores, cantantes, compositores, visité lugares relacionados con el tango, entre ellos el Museo Casa de Carlos Gardel, distintos bares como el Café Homero, el Café de los Angelitos, el Café Margot, varios cafés relacionados con el tango en el barrio de Boedo, compré y leí también varios libros de ensayos sobre el tango, busqué en bibliotecas, entre ellas la del Congreso de la Nación material bibliográfico, escuché discos, y tomé también muchas fotografías, surgió una novela aún inédita y también algunos cuentos.
Mañana, 24 de junio se cumple un nuevo aniversario de la muerte del Zorzal, es por eso que publico un fragmento de la novela inédita La carta de Gardel y también, en este blog de escritores de la provincia de Buenos Aires, el cuento Entre tumbas, cartas y recuerdos de Gardel como homenaje al Mago.
Araceli Otamendi
La carta de Gardel (fragmento)
Carlos Gardel sueña ahora con una mujer que ha visto alguna vez en un pueblo. Es uno de los pueblos de la provincia de Buenos Aires donde ha tocado y cantado junto a Razzano. Y lo que más recuerda de esa mujer son los ojos claros, la mirada dulce y fuerte, todo eso junto. La mujer se mantiene erguida junto a la puerta de calle. Pero no ha sido la imagen de la mujer lo que ha llevado al cantor hasta ahí sino un silbido. Ha sido una música, el silbido de un tango lo que lo atrajo ante una puerta de madera antigua y el Zorzal ha mirado hacia el lugar de donde proviene la misma melodía que él ha cantado ahí, en ese pueblo. Y entonces ha visto a la mujer, alta, delgada, de dulces ojos claros y pelo rizado y rubio.
- ¡Qué bien silba el pibe! - dice Gardel
Y ella lo mira de arriba a abajo y le contesta:
- No es un pibe, es una nena, es una de mis hijas. La niña que ha estado escuchando el diálogo escondida en la media pared de la terraza se incorpora y vuelve a silbar y se esconde nuevamente.
Y es entonces cuando Gardel silba, el típico silbido de admiración que él hace siempre cuando le gusta una mujer.
Carlos Gardel olvidará a esa mujer que parecía esperarlo en esa puerta de una casa de un pueblo de provincias, el olvido durará un tiempo. Mientras, el morocho se irá de viaje a Madrid y luego a París junto a Razzano. Pero el olvido, como decía Borges es una parte de la memoria. Y también decía que tarde o temprano vuelven todas las cosas, y una de las cosas que vuelven es el pasado. Siempre...".
(c) Araceli Otamendi - Todos los derechos reservados
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