domingo, 7 de julio de 2013

La carta de Gardel - novela (fragmento)



"Porque bailó un par de noches conmigo, tango y milonga, pensaba que era el dueño de todos mis secretos. Orson, seguramente lo creía. Tuve que defenderme. Buscaba un punto débil y lo encontró. Lo conocí en una milonga, en Buenos Aires, una noche en que ya no soportaba más la presión del trabajo. Alejandro había hecho volar los papeles de la oficina, la de él, la mía y la de todo el piso, cuando pasaba. Y Orson estaba ahí, en esa milonga, tan fresco como una lechuga, vestido con una camisa negra y un jean. Esperando no sé qué... bailé con él, sí. ¿Qué problema había? Era algo desesperante vivir con tanta presión durante el día y a la noche, yo buscaba  distraerme, bailar, cualquier cosa con tal de no pensar en la oficina, ni acordarme de nada, ni  de Alejandro, ni de Guillermo, absolutamente nada.  Orson sí sabía, sí conocía a las personas. Nunca me hablaba directamente de él ¿ocultaría algo? Cuando supo donde trabajaba, que era una mujer sola, separada, ahí empezó. Es triste reconocerlo, caí en sus redes. Orson quería saber de mi y yo no quería hablar, sólo bailar. Orson era un personaje oscuro, tal vez demasiado. Nunca confié en él. Me contaba muchas historias que nunca creí, jamás terminé de conocerlo. Después me di cuenta, era un problema de poder, de ambición. El me buscaba porque en realidad quería llegar a Alejandro y yo era el medio, no el fin. Cuando me di cuenta, lo  empecé a evitar. No quería ir a los lugares donde sabía que lo podía encontrar. Busqué otras milongas. Y muchas veces me puse a pensar qué era lo que realmente Orson quería de mi. Tal vez nunca lo sepa, nunca me entere. No quiero pensar en él ni un minuto más. El auto de Orson dio la vuelta varias veces por esta esquina. No me voy a inmutar si él llega a entrar aquí, al bar donde escribo. ..".

Era una carta extraña la de Mary. Parecía escrita con premura, como si el mensaje quisiera decir algo más. Pagué la  cuenta y me fui del hotel temprano. Tenía mucho que hacer en Buenos Aires. Me esperaban muchos casos: seguimientos, personas que quieren saber acerca de una pareja antes de tomar una decisión más seria. Esa era mi especialidad. Saber acerca de las personas. Quién salía con quién, quien engañaba a quien. Era mi trabajo, aunque ya estaba un poco cansada, porque las historias se iban repitiendo...

(c) Araceli Otamendi - Todos los derechos reservados

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