martes, 28 de agosto de 2012

La carta de Gardel - novela (fragmento)



-¿ Usted no se da cuenta de lo que ha hecho?


- No, doctor ¿qué hice?

-¿Cómo me va a traer un regalo a mí?

- ¿Y qué tiene de malo?

- Se da cuenta, me ha traido un dibujo...

- Sí, es un dibujo...

- ¿Y cómo me va a traer eso?

- Pensé que podría gustarle...

- Mary, piense, usted piense...

- Sí, doctor, pienso...

- Usted no me puede traer un dibujo porque tenía que haberme traido el catálogo para que yo eligiera...

- Está bien, doctor, la próxima vez le traeré el catálogo (cuando lo arme).

- La escucho...

- Sí doctor, la próxima vez le traería flores...

- ¿Cómo dice?

- Sí, flores doctor, para alegrarle el consultorio...

- Usted no me puede andar diciendo esas cosas, Mary

- ¿Por qué no?


Mary podría ser un personaje de ficción o real, la sospechosa de haberse robado la carta de Gardel. No lo sé, es domingo, de tarde, fría y nublada y en el café esquina Homero Manzi, de San Juan y Boedo, se me ocurre escribir esto escuchando Cafetín de Buenos Aires. ¿Porque qué hace Mary ahí en ese pueblo alejada de la ciudad? La música suena: "...si sos lo únicoooo en la vida que se pareció a mi vieja..." tal vez tiene razón,pero este café tan grande, tan lleno de personas que la pasan bien en la tarde de este domingo, tomando café, reuniéndose con amigos no sé si están pensando en el cafetín o en la vieja. Al menos yo pienso en Mary sola ahí en ese bar, sabiéndose observada por esos dos tipos que no se sabe quiénes son...
Mientras Mary piensa que los problemas pueden ser resueltos por el psicoanalista, sigo pensando en el cafetín y en la vieja, en los retratos que escalonadamente se amontonan en la pared, junto a la escalera y me tomo el café tan rico y sin azúcar  y anoto las posibles pistas que me conducirán a resolver de una vez por todas el robo de La carta de Gardel.

(c) Araceli Otamendi - Todos los derechos reservados



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